Bajo el capitalismo, la libertad de expresión, como todas las libertades democrático-burguesas, está supeditada al dinero, al mercado. ¡Y los trabajadores no disponemos de grandes masas de capital que nos permitan comprar esa elitista libertad!A través de los medios de comunicación, los capitalistas difunden su información masivamente, ignorando la realidad que vivimos los trabajadores y las trabajadoras y difamando al socialismo y el comunismo.
Pero las calles y las plazas siempre serán nuestras. Hemos de recuperar nuestras tradicionales formas de difusión, olvidarnos de tanto portal informativo de internet, y acudir a los barrios y centros de trabajo y estudio. Sólo así contactaremos con nuestra clase y no solo con la élite intelectual de esta y con la pequeña burguesía oportunista.

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