La Unión de Juventudes Comunistas de España (UJCE) o Juventud Comunista (JC)  es la organización juvenil del Partido Comunista de España (PCE) en el  conjunto del Estado. Independiente en lo organizativo y autónoma en lo  político, la Juventud Comunista se considera una organización-escuela de  comunistas, de cuadros, de activistas capaces de llevar a cabo la  extensión de la lucha ideológica, política y económica por la superación  del sistema capitalista y sus contradicciones. 
En función de nuestros Estatutos...
La Juventud Comunista es una organización juvenil, democrática,  internacionalista, laica, revolucionaria y republicana que lucha por los  intereses de la clase obrera y su juventud, formada por las y los  jóvenes comunistas residentes en el Estado español.  
Nuestra organización basa su teoría y practica en el materialismo  histórico y dialéctico y el socialismo científico, teniendo como  principios el internacionalismo proletario, la lucha contra el  capitalismo, el imperialismo, el patriarcado y la explotación de la  clase trabajadora, así como el derecho de autodeterminación de los  pueblos, la preservación de la naturaleza, el fin del fascismo, la  xenofobia, la homofobia y cualquiera de las injusticias del género  humano, y como base ideológica el marxismo-leninismo y las aportaciones  de los movimientos de liberación y de los procesos revolucionarios que  han contribuido al progreso de la humanidad.
¿Por qué luchamos?
La Juventud Comunista se conforma de jóvenes de entre 14 y 30 años.  Personas que no vivimos la transición, no votamos la Constitución ni  presenciamos la firma de los pactos de la Moncloa y que, por ello,  tenemos como asignatura pendiente la ruptura democrática. Creemos que es  el momento de exigir nuestro papel en la historia, de luchar en contra  de la supremacía que el poder económico, monopolios, oligopolios,  grandes empresas, bancos, multinacionales... ejercen sobre el conjunto  de la humanidad. Es hora de ahondar, de apostar por la radicalidad  democrática, por la construcción de una Tercera República que se  articule en torno a la Democracia Participativa, al Empleo Digno, la  Dignidad, la Paz y la Libertad que el sistema nos niega.
Creemos que la lucha por una vida digna se construye en base a  espacios de socialización, participación libre y directa, justicia,  reparto del trabajo y la riqueza, valores de solidaridad y de lo  colectivo, propiedad social, trabajo digno y ocio creador, educación  digna, creación artística y cultural, defensa de la naturaleza y de la  paz entre los pueblos.
Construyendo clase.
Nos encontramos ante un contexto global donde los cambios operados  social, política, ideológica y económicamente han venido a reforzar la  violencia imperialista y la situación de dominación sobre el conjunto de  la clase trabajadora: mujeres y hombres, nativos e inmigrantes,  explotados y excluidos, trabajadores manuales e intelectuales, parados,  estudiantes, indefinidos, fijos, discontinuos, temporales, eventuales,  becarios... Ante ello, planteamos la lucha por la democracia  participativa en contra del modelo neoliberal como primer paso hacia la  construcción del socialismo del siglo XXI que lleve a las clases  populares, por la vía de reconquistar derechos y libertades arrebatados,  a asumir su tarea de superación del sistema capitalista.
El neoliberalismo supone un recorte de derechos y libertades  fundamentales a las personas explotadas y excluidas y una negación de  sus posibilidades de libre y directa participación en la reorganización y  el cambio de la sociedad. Por ello, apostamos por una democracia  participativa, no en el sentido laxo de capacidad para decidir sobre una  parte de los presupuestos municipales, sino como fórmula aglutinadora  de reconstrucción de la conciencia de clase, de organización del poder  popular y de creación de una alternativa acorde con la dignidad de las  personas, algo completamente imposible de erigir si no es entrando en  una lucha abierta en contra de los fundamentos del capitalismo.
La ampliación de la democracia participativa y la constitución de  centros de poder alternativos a los de los Estados del capital, la  participación democrática de la sociedad en su propia organización, en  directa rivalidad con el poder económico, es un aspecto fundamental en  el camino de la construcción del comunismo.
