En primer lugar concretemos qué es el fascismo. Para ello, en pocos autores nos podremos apoyar, con que analizaremos las definiciones de Georgi Dimitrov, cuya trayectoria es vertiginosa: juzgado en Alemania por los nazis, en el célebre proceso de Leipzig, se auto defendió magistralmente sin renunciar a sus principios marxistas-leninistas. Allí ejercía de responsable de la sección occidental de la internacional comunista. Posteriormente, fue secretario general de la Internacional Comunista desde 1934 hasta su disolución. En la Internacional, en nombre de Joseph Stalin, abogó por la táctica del frente popular como forma de lucha contra el fascismo y posteriormente fue secretario general del partido comunista de Bulgaria su país de origen:
‘’El fascismo no es una forma de Poder estatal que esté, como se pretende, "por encima de ambas clases, del proletariado y de la burguesía", como ha afirmado por ejemplo, Otto Bauer. No es "la pequeña burguesía insurreccionada que se ha apoderado del aparato del Estado", como declara el socialista inglés Brailsford. No. El fascismo no es un poder situado por encima de las clases, ni el poder de la pequeña burguesía o del lumpen proletariado sobre el capital financiero. El fascismo es el poder del propio capital financiero. Es la organización del ajuste de cuentas terrorista con la clase obrera y la parte revolucionaria de los campesinos y de los intelectuales. El fascismo en
política exterior es el chovinismo en su forma más brutal que cultiva un odio bestial contra los demás pueblos.’’
‘’La subida del fascismo al poder no es un simple cambio de un gobierno burgués por otro, sino la sustitución de una forma estatal de la dominación de la burguesía — la democracia burguesa — por otra, por la dictadura terrorista abierta.’’
Con esto queda claro el carácter de clase que tiene el fascismo, así como que, aunque defienda a la misma clase burguesa, su organización en el poder no es similar a la democracia burguesa clásica.
El fascismo confunde a la clase trabajadora, por actuar supuestamente en su nombre. En el momento de crisis del capital, como la actual, aprovecha la situación de desesperación de los proletarios y campesinos, para alzarse como respuesta. Nos dice que la culpa es de la inmigración (de la no europea) por llevarse el trabajo, pretende convencer, de que la culpa es de una élite burguesa avariciosa, es decir, su discurso es sencillo y populista. Pero cuando las masas se dan cuenta de que la crisis no dura un año, como se nos quería hacer pensar, y que los supuestos ‘’brotes verdes’’ no son más que un espejismo, cuando la democracia burguesa acaba de perder la credibilidad y el pueblo esta desesperado, su discurso de odio puede calar. Ese intento de captar apoyos en las clases populares es un intento de dividir a los trabajadores, separándoles de la verdadera solución a la explotación, es decir el socialismo. Todo esto está potenciado y financiado por la burguesía más retrograda, chovinista y conservadora. De esta forma, el fascismo tomará las formas que mejor le convenga para llegar al poder y frenar una posible revolución.
El Antifascismo
Si el fascismo tiene, un interés claro de clase, la respuesta a éste parece lógica, es decir, ésta también tiene que tenerlo. Por lo tanto, ha de tender siempre a ser hegemonizada esta lucha por el proletariado y, por supuesto, por sus intereses de clase. De nada sirve que la respuesta al fascismo sea de carácter burguesa, puesto que entonces, los que luchan contra el fascismo, habrán cumplido con creces los objetivos del fascismo, que sería acabar con el movimiento obrero.
La lucha antifascista, ha de estar presente en todos los frentes:
- boicot absoluto a todo acto público o privado, así como a su propaganda.
- presión a sus militantes, por ejemplo mediante:
- propaganda antifascista.
- informar a vecinos, familiares, institutos, lugar de trabajo sobre su
participación en organizaciones fascistas.
- denuncias y presión legal cuando se vea oportuno.
- charlas y video fórums en asociaciones de vecinos, institutos, etc.
- impedir su acceso a las zonas de ocio.
- autodefensa.
- ‘’No dejar que se normalicen’’ en los casos en que vallan a participar en tertulias públicas, asociaciones estudiantiles, manifestaciones de la izquierda, etc. Denunciar siempre que este tipo de organizaciones no tienen cabida en la sociedad. Si consiguen dar una apariencia de ‘’normalidad’’, será una gran victoria para ellos por lo que hay que impedir compartir cualquier espacio con ellos, sin ser nosotros los que nos excluyamos, debemos de denunciar públicamente que van en contra de cualquier valor positivo que tenga una persona.
- Unidad antifascista: en la lucha antifascista no caben los sectarismos, la lucha diaria debe ser unitaria con el resto de colectivos, siempre que sea posible por la realidad concreta, usando el sistema de coordinadoras antifascistas amplias, para evitar desconectarse de las masas. Estas coordinadoras deben de tener una clara posición de clase. Además, la ventaja del formato de coordinadora antifascista es que existe la posibilidad de que haya unidad de acción con otras coordinadoras, gracias a los encuentros estatales y naciones y/o regionales que se celebran.
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